El cáncer de sangre (cáncer hematológico) es el cáncer que afecta a las células sanguíneas, la médula ósea y el sistema linfático. La médula ósea es la principal productora de células sanguíneas, y es donde estas maduran y realizan sus funciones. Para obtener mejores resultados y reducir los daños, la detección temprana y las terapias oncológicas adecuadas son cruciales. Los pacientes con cáncer de sangre presentan un crecimiento descontrolado de células aberrantes que interfieren con los procesos sanguíneos normales. El tratamiento del cáncer de sangre puede reducir su crecimiento y puede incluir medicamentos orales y observación minuciosa.
Hoy en día, mucha sangre el tratamiento del cáncer Existen opciones disponibles y estas evolucionan constantemente. Las preferencias del paciente y la gravedad del cáncer determinarán el curso y la duración del tratamiento. El objetivo final es mejorar la calidad de vida del paciente sin sacrificar ni comprometer su salud.
Tipos de cáncer de sangre
En términos generales, existen tres tipos de cáncer de sangre, que se describen brevemente a continuación:
- Leucemia: Está relacionado con el cáncer de la médula ósea y de la sangre. Cuando se producen glóbulos blancos en exceso, se afectan negativamente nuestras células sanguíneas energéticas.
- Linfoma El sistema linfático está afectado, es decir, es parte del sistema inmunológico. Se observa un aumento irregular de linfocitos.
- Mieloma: Un tipo de cáncer de la sangre que crece y se multiplica rápidamente en la médula ósea. El mieloma, conocido como cáncer de las células plasmáticas, suprime la producción de anticuerpos que reducen la inmunidad y aumentan la susceptibilidad del cuerpo a diversas infecciones.
¿Qué causa el cáncer de sangre?
Existen varios factores que pueden aumentar la probabilidad de padecer cáncer de sangre, algunos de los cuales se enumeran a continuación:
- Hereditario factores: Las anomalías genéticas heredadas de los padres tienen una mayor tendencia a desarrollar cáncer de sangre en ciertos casos hereditarios. Además, algunas afecciones, como el síndrome de Down, pueden aumentar el riesgo.
- Exposicion a la radiación: Las dosis altas de radiación, como las que se reciben cuando ocurren accidentes nucleares o cuando se realiza radioterapia para otros tipos de cáncer, pueden dañar el ADN de las células sanguíneas y causar cáncer de sangre.
- Exposición a sustancias químicas: La exposición a determinados elementos aumenta la probabilidad de padecer cáncer de sangre. El benceno, una sustancia química peligrosa y cancerígena, es uno de esos elementos que se encuentran en muchos compuestos orgánicos volátiles (COV).
- Disminución del sistema inmunológico: Cualquier condición que reduzca la fuerza del cuerpo humano, como el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA), da lugar al cáncer de sangre. En tal caso, la capacidad de resistencia del cuerpo se debilita gradualmente, lo que permite que las células anormales crezcan y se multipliquen rápidamente.
- Género o edad: Ciertos tipos de cáncer de sangre son más visibles en hombres o mujeres, y el riesgo aumenta con la edad. Por ejemplo, las mujeres son más propensas a ciertos linfomas. leucemia Es más prominente en los hombres.
- Condiciones de salud prolongadas: Las enfermedades crónicas, como los trastornos autoinmunes o los tratamientos oncológicos previos, a veces pueden acelerar el riesgo de desarrollar cáncer de sangre. Por ejemplo, los pacientes que se han sometido a... quimioterapia Para otros tipos de cáncer, podría existir un mayor riesgo de padecer leucemia más adelante.
Síntomas del cáncer de sangre
El cáncer de sangre afecta la sangre, el sistema linfático o la médula ósea y puede provocar diferentes signos y síntomas. Algunos de ellos son:
- Hematomas o sangrado inexplicables: Si uno tiene hematomas frecuentes, hemorragias nasales o encías visibles y sangrantes, esto podría ser el comienzo de un cáncer de sangre. Esto puede ser como resultado de las plaquetas, que se alteran y ayudan a la coagulación de la sangre.
- Cansancio: Este es uno de los síntomas ampliamente reconocidos y persiste cuando el cuerpo no recibe suficiente sangre rica en oxígeno.
- Infecciones frecuentes: Existe una gran posibilidad de que el cáncer de sangre disminuya el sistema inmunológico, lo que hace que el cuerpo sea susceptible a diversas infecciones. Uno puede notar que se enferma más de lo normal o que la insalubridad aumenta sin ninguna razón.
- Ganglios linfáticos inflamados: Los ganglios linfáticos, pequeños y parecidos a frijoles, ayudan a combatir las infecciones. La inflamación de los ganglios linfáticos, en particular en el cuello, las ingles y las axilas, puede indicar la presencia de linfoma, una variante del cáncer de la sangre.
- Pérdida de peso desconcertante: Si siente menos hambre o experimenta una pérdida de peso involuntaria, esto puede ser un indicio de cáncer de sangre.
- Dolor de huesos o articulaciones: El dolor en los huesos o en las articulaciones es común en pacientes que padecen cáncer. Cuando hay una acumulación de células sanguíneas anormales en la médula ósea, se experimenta este tipo de dolor.
Tipos de tratamiento del cáncer de sangre
Los métodos de tratamiento del paciente con cáncer de sangre varían, y algunos de los tratamientos que pueden curar el cáncer de sangre se describen a continuación:
Identificación y evaluación
- Este es el paso inicial en el tratamiento del cáncer de sangre.
- El experto en atención médica puede realizar análisis de sangre, biopsias de médula ósea y exploraciones por imágenes para saber si hay cáncer de sangre en el cuerpo.
- Es necesario un diagnóstico adecuado para llevar a cabo un plan de tratamiento del cáncer de sangre.
Quimioterapia
- Este tratamiento es la mejor opción para el cáncer de sangre en la primera etapa.
- Aquí se utilizan medicamentos potentes para eliminar las células cancerosas que están presentes en todo el cuerpo.
- Aquí se utilizan pastillas o inyecciones.
- Puede realizarse en ciclos para permitir que el cuerpo se recupere entre tratamientos.
Radioterapia
- Se utilizan rayos de alta energía para atacar y eliminar las células cancerosas.
- Cuando el cáncer afecta lugares concretos, se emplea esta técnica, como en el caso del cáncer agrandado. ganglios linfáticos.
- La radiación normalmente se administra en pequeñas dosis a lo largo de varias sesiones.
- Los efectos secundarios pueden incluir irritación de la piel y agotamiento en el área tratada.
Trasplante de médula ósea/células madre
- Tratamiento de médula ósea para pacientes con cáncer, y ciertos pacientes con cáncer pueden requerir este tipo de tratamiento.
- La médula ósea infectada o dañada se reemplaza por una célula madre sana. Este trasplante luego restablece la producción de células sanguíneas normales.
Inmunoterapia
- Esta es una de las nuevas técnicas, y se utiliza el poder de resistencia del cuerpo para identificar y matar todas las células cancerosas enfermas.
- En este caso, se utilizan de forma adecuada y eficaz tratamientos como la terapia con células T CAR, en la que las células autoinmunes de los pacientes se adaptan fuertemente para luchar contra el cáncer.
- Se estimula el sistema inmunológico para reconocer y eliminar las células cancerosas.
Monitoreo constante
- En el tratamiento del cáncer de sangre es necesario realizar controles periódicos y minuciosos para controlar la evolución. Esto es fundamental para garantizar la eficacia del tratamiento y el control de los efectos secundarios.
Ensayos clínicos
- Intentar participar en tantos ensayos clínicos como sea posible puede ser una buena opción para muchos pacientes que padecen cáncer de sangre.
- Estos ensayos prueban los nuevos tratamientos y pueden proporcionar acceso a terapias de vanguardia que aún no están ampliamente disponibles.
Precauciones en el cáncer de sangre
No existe garantía de prevención total del cáncer de sangre, pero tomando las precauciones mencionadas a continuación se puede reducir en gran medida:
- Abstenerse de fumar: Para evitar la leucemia es recomendable dejar de fumar por completo.
- Exposición a carcinógenos: Se debe evitar el acceso a productos químicos como el formaldehído y el benceno, ya que son cancerígenos.
- Llevar una dieta sana y equilibrada: Se deben consumir en abundancia frutas y verduras ricas en antioxidantes y vitaminas para ayudar a defender las células.
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